La actividad de los indignados continúa a través de plataformas
Cuenca. Pilar Piqueras,
Raquel Martín y Cristina Barba
Dos años después de que estallara el 15M, surgen preguntas acerca de la presencia de
este movimiento en las ciudades españolas. En las capitales como Madrid,
Barcelona o Valencia, es evidente que la actividad continúa a través de
diferentes mecanismos. Sin embargo, existen dudas en cuanto a la situación en
las ciudades pequeñas, como es el caso de Cuenca. ¿Es posible que el movimiento
haya permanecido o se ha fragmentado? ¿Ha perdido fuerza o ha desaparecido?
Antes de la concentración masiva en Sol, en muchas ciudades españolas se fueron organizando distintas concentraciones bajo los lemas de 'Democracia Real Ya!' o 'Estado de Malestar'. En el caso de Cuenca, Marta Pérez y Flora Pérez se encargaron de organizar concentraciones todos los viernes formadas por unas veinte personas con el lema de 'Estado de Malestar', al igual que en otras ciudades españolas.
Después de un mes de movilización en la Plaza de San Esteban, la
Acampada Cuenca levantó su campamento el 19 de junio de 2011. Tras el verano,
hubo un repunte en la actividad con la manifestación del 15 de octubre pero el
resurgir no duró demasiado.
Fotografía de una de las primeras concentraciones en Cuenca. |
Con el paso del tiempo, han ido apareciendo diferentes grupos que articulan las luchas en la ciudad conquense: Plataforma contra el cementerio nuclear en Cuenca; Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), creada recientemente; Plataforma en defensa del ferrocarril público y social de cuenca, Plataforma para la defensa de los servicios públicos y sociales de Cuenca, la cual se divide en las siguientes secciones: Asamblea Intercentros de Cuenca, constituida sobre todo para profesores de los institutos; Movimiento Estudiantil Universitario de Cuenca (MEUC) y, Coordinadora de Estudiantes e Institutos en Cuenca (CEIC), y la Plataforma por la Defensa de la Sanidad Pública en Cuenca.
Al haberse concretado los objetivos, también ha cambiado el perfil de
los militantes. En función de la materia de las reivindicaciones (educación,
sanidad, afectados por la hipoteca, etc.), suele predominar un perfil
característico. Por lo general, las nuevas plataformas están formadas por gente
de mediana edad que se ve perjudicada por los recortes o la legislación
restrictiva en diferentes sectores. En relación a ello, Marta Pérez, una de las
promotoras del 15M en Cuenca, que en la actualidad colabora en la comunicación
y cartelería de diferentes asambleas cree que es un error: “Antes teníamos unos
objetivos más generales, pedíamos más democracia, íbamos en contra del sistema…
Y sin embargo, ahora se ha ido demasiado a lo concreto. Está muy bien que la
gente se agrupe y defienda lo que les toca a nivel de su trabajo. Pero para mí,
es un problema que esas personas se centren solo en defender lo suyo. Me parece
una postura un poco egoísta. Además, la raíz de todos los problemas es la
misma: el sistema”. Según esta indignada debería haber más unión y claridad
entre los integrantes de estas plataformas. También considera que es un
problema que muchos de los que integran las plataformas pertenezcan a partidos
políticos como PSOE y se replantea dudas acerca de las intenciones de este tipo
de filiación. Según Pérez, es un error denunciar al gobierno popular sin hacer
autocrítica, ya que induce a la confusión de la ciudadanía.
En cuanto a la desintegración del 15M en diferentes asambleas, muchos de
los entrevistados lo achacan al hecho de que Cuenca sea una ciudad pequeña, con
poco ambiente y cercana a Madrid. Así lo cree Marta Pérez: “En Cuenca, había
mucha gente que estaba a favor del movimiento pero miraban a Sol. Nos veían
como los cuatro niñatos que no saben de lo que hablan, o al menos, esa es la
sensación que yo tengo. De hecho, había personas que iban a manifestarse a
Madrid y en realidad, donde hacían falta fuerzas era aquí”.
Lo cierto es que la mayoría de los que en su día integraron el 15M en
Cuenca, se han ido desvinculando. Según Marta Pérez, las razones se basan
principalmente en cambios de residencia, falta de compromiso por falta de
tiempo, concreción de los objetivos, etc. En otros casos, han prevalecido otras
razones de carácter más personal como reconoce Ana Baeza, una de las antiguas
integrantes: “No sigo vinculada al movimiento porque ya no vivo en
Cuenca por una parte, y por otra parte porque dejó de ser lo que yo esperaba y
se politizó mucho, se burocratizó cualquier acción y en las asambleas no se
llegaba a nada, era todo marear la perdiz. Ya no era aquello en lo que había
empezado con tanta ilusión...”
A pesar de que ya no continúen los mismos miembros, la actividad no ha
cesado, simplemente se ha transformado en objetivos a corto plazo, más
concretos. Así lo explica el sociólogo Manuel Castells : “Este es un movimiento rizomático, con múltiples nodos
cambiantes y autónomos, que vive en las redes sociales en internet y entre la
gente, que mantiene el fuego de la indignación mientras las cosas sigan como
siguen y que aparece, desaparece y reaparece en el espacio público para palpar
su existencia y elaborar un proyecto de cambio social. Al ser un movimiento sin
jefes, basado en la horizontalidad y la participación, sin normas ni programa,
supera cualquier circunstancia. Ni se crea ni se destruye, se transforma.
Incluso sobrevive al peligro de los movimientos sociales: su autodestrucción
por peleas internas”.
La evolución del movimiento en Cuenca ha demostrado que hay motivos para
la esperanza. La reciente intervención para que no se privatizara la perrera municipal ha logrado salvar la vida de muchos animales. Además, existe una lucha
activa para que el ayuntamiento conquense no privatice la gestión del agua. Todo ello demuestra que la lucha conquense sigue activa. Puede que
haya cambiado la organización del movimiento, pero la esencia sigue viva.
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