lunes, 6 de mayo de 2013

Black Mirror


Si a alguien le cabe alguna duda de que la comunicación es un gran aparato de poder, es porque no ha visto el primer episodio de la serie Black Mirror.

A través de un vídeo colgado en la red, se chantajea al Primer Ministro del país: debe practicar actos sexuales con un cerdo en directo a cambio del rescate de la princesa Susannah. Aunque los intentos de eliminar el vídeo de Internet son desesperados, el vídeo es copiado y distribuido en cuestión de minutos. La situación es preocupante, pero el Primer Ministro no está dispuesto a pasar por tal humillación. Es entonces cuando mediante un nuevo vídeo en el que parece que le amputan un dedo a la princesa, la situación comienza a ser escalofriante.
La cuestión es que hasta ese momento, la ciudadanía rompe una lanza a favor del presidente. Pero al ser conscientes de que no se trata de una broma y que están ante una amenaza que pone en peligro la vida de la princesa, la opinión pública empieza a cuestionar la integridad del Primer Ministro. Éste se ve presionado, y su principal preocupación es su imagen. ¿Quién querrá como Primer Ministro a un hombre que no es capaz de pasar por tal humillación para salvar una vida? La balanza comienza a declinarse para el otro lado, el Primer Ministro se da cuenta de que ganará más si accede al chantaje que si lo rechaza.
Cuando finalmente accede, resulta que la princesa había sido liberada 30 minutos antes de la hora fijada. Aquí es donde encontramos el verdadero poder de los medios de comunicación: el secuestrador sabía perfectamente que absolutamente todo el mundo, o la gran mayoría, estaría espectante ante una pantalla por el morbo que les produce ver este acto. Una perfecta manipulación perversa, un previsible comportamiento creado por la adicción a los medios y a los actos de este tipo.
Y sí señores, la comunicación es poder. En este episodio se muestra la gran capacidad y velocidad de las redes sociales para transmitir informaciones en cuestión de segundos. Es imposible luchar contra la comunicación y su rápida difusión: Ésta puede llegar a cualquier parte, por mucho que intentemos detenerla. Además de la capacidad y la velocidad, también puede ser muy persuasiva. A través del primer episodio de Black Mirror hemos visto cómo la forma de transmitir determinada información puede fijar o cambiar una idea en la mente de las personas. Pensemos en el giro que da la opinión pública al recibir nueva información sobre el caso del secuestro de la princesa. Y cómo el Primer Ministro se deja llevar por esa opinión que se ha creado a través de los medios, actuando tal y como tenía previsto el secuestrador.
A modo de conclusión, deducimos que se puede utilizar la comunicación y los medios de distribución de ésta para ejercer poder sobre el resto de personas, consiguiendo comportamientos previsibles, o cambios de actitud si sabemos bien cómo jugar con la comunicación.

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